Poco menos de un mes después fue reemplazado por Sam Allardyce. Desde ese momento Argentina no pudo hacer pie en el encuentro, y aunque mejoró un poco con el correr de los minutos, sus ataques no eran nada serio. Y aunque en los siguientes años no ganó la Copa América, siguió demostrando supremacía a nivel continental, pero no encontraba una adecuada organización interna como para plasmar ese potencial futbolístico en Copas del Mundo.