Pelé vio llorar a su padre tras el «Maracanazo» de la Copa Mundial de Fútbol de 1950 y le prometió que ganaría el título, camiseta barcelona por lo que se esforzó para lograrlo. La motivación del técnico dio la sensación de disminuir al no haber sido aceptada su dimisión presentada en octubre, y además tuvo que recurrir habitualmente a jugadores del filial como Yunus Musah (al que con 17 años le dio toda la responsabilidad del carril derecho del equipo), a Vicente Esquerdo y Koba Koindredi para cubrir las numerosas bajas en el centro del campo, a Álex Blanco en ataque, y de forma más puntual a Guillem Molina y Jesús Vázquez.