Sin embargo, Flash pronto se encuentra atado por misteriosos asesinos, antiguos acólitos del templo que piensan que Flash había traicionado. Las quejas no fueron solo sociales y de exempleados sino hasta del propio técnico Javi Gracia antes de la disputa de la primera jornada, en la que declaró estar triste, decepcionado, poco esperanzado con la llegada de refuerzos y observando cómo la plantilla se iba debilitando con cada salida.